Sentados en unas sillas blancas y con los intérpretes al lado, Francisco y Kiril comenzaron a dialogar ante los fotógrafos y cámaras, al inicio sin la ayuda de la traducción. Según se pudo escuchar en algunos momentos, ambos se llamaban «hermanos».

También se pudo oír cómo el Papa le dijo a Kiril, que «era claro que (el encuentro) era la voluntad de Dios», mientras que al patriarca ruso se le escuchó decir que «ahora las cosas eran más fáciles».

Después los periodistas salieron de la sala y la reunión privada comenzó a las 02.30 hora cubana (19.30 GMT), y está previsto que dure sobre un par de horas.

Los temas de la reunión ya los adelantó el metropolita Hilarion cuando explicó que «la situación actual en Medio Oriente, África del Norte, África Central y otras regiones en que los extremistas están llevando a cabo un verdadero genocidio de cristianos requiere medidas urgentes de cooperación entre las Iglesias».

Tras la reunión firmarán una declaración conjunta en ruso e italiano y pronunciarán sendos discursos, y posteriormente se pasará a la ceremonia de entrega de regalos y de presentación de las delegaciones.

Kiril se encuentra de visita en Latinoamérica y Francisco viaja a México estos días, por lo que fue un momento idóneo para organizar el encuentro.

Al Papa le había recibido el presidente cubano, Raúl Castro, a los pies de la escalerilla del avión que le conducirá a México más tarde, como el pasado septiembre, cuando llegó para su viaje a Cuba y Estados Unidos, también escenario de otro deshielo propiciado por Francisco.

También estuvieron presentes el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos, y el metropolita Hilarion, encargado de las relaciones externas y del diálogo con los católicos del patriarcado, cargo que ocupó Kiril antes de ser elegido jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

La Razón