Con la necesidad imperiosa de ganar para mantener sus expectativas intactas en la Copa Libertadores, San Lorenzo arribó a México para enfrentar al Toluca, un equipo que a pesar de tener garantizado su boleto a los octavos de final intentó adueñarse del partido desde el comienzo.

La superioridad de los aztecas era muy perceptible y la tijera que improvisó Fernando Uribe a los diez minutos ejemplificó lo sucedido en el campo de juego. El delantero aprovechó una pifia de Marcos Angeleri y dejó sin posibilidades a Sebastián Torrico. Sin embargo, el palo y Matías Caruzzo, sobre la línea, evitaron la conquista.

La desesperación del conjunto de Pablo Guede llevó al Cuervo a emplear la pierna fuerte. Ante la escasez de ideas, los de Boedo comenzaron a aplicar duras patadas que merecían sanciones de mayor calibre. La más clara fue la de Ezequiel Cerutti sobre Erbin Trejo: a la altura de la cara posterior de la rodilla. Para Wilmar Roldán sólo le correspondió una amarilla al agresor.

Antes de llegar a la media hora se produjo otro milagro en el área argentina. Christian Cueva desarmó a la última línea porteña y con un fino pase habilitó a Ernesto Vega, quien resolvió con un disparo cruzado. Una vez más, el poste ahogó el grito del dueño de casa. La llegada del gol era cuestión de tiempo.

Y el gol llegó, aunque en el arco opuesto al que se preveía. La lesión de Carlos Rodríguez enfrió el pleito, y antes de que se vayan al descanso un remate de Fernando Belluschi obligó a Liborio Sánchez a brindar un rebote lejano. Con mucho olfato, Nicolás Blandi facturó y silenció al Nemesio Díez. San Lorenzo lograba una hazaña.

En el complemento el Ciclón presentó una propuesta más inteligente, con la que pudo adueñarse de la pelota. En el sentido opuesto, José Saturnino Cardozo reemplazó a Carlos Esquivel por Edy Brambila con la esperanza de tener mayor profundidad en el ataque, pero el ex Pachuca no gravitó. El ritmo lo imponía el Azulgrana.

Si bien Torrico y Emmanuel Mas aparecieron en momentos cruciales para mantener la ventaja, un centro aislado de Oscar Rojas derivó en el 1 a 1.Con un gesto técnico similar al de Hugo Romeo Guerra en el recordado Superclásico que festejó Boca por la nuca del delantero, Uribe se elevó en el cielo azteca y emparejó las acciones.

El golpe anímico afectó considerablemente a la visita. La obra de Trejo por el sector izquierdo no dejó margen de dudas. La figura de la noche habilitó a Brambila para que concrete la victoria, pero un cierre de Angeleri evitó el gol. De todos modos, Uribe corrigió la tarea de su compañero y selló el 2 a 1. Mientras algunos brindarán con el ardiente tequila mexicano, los argentinos le rezarán a todos los santos para pedir que el Gremio no le gane a la Liga de Quito y no confirme la prematura eliminación porteña.